miércoles, 2 de febrero de 2011

Las plagas del muelle del Club de Pescadores

El amante de la pesca es vigilado en la escollera
por pequeñas hormigas coloradas que salen de la nada
y cuando menos se lo espera
si no fue precavido, le invadirán de pronto la carnada.

También es acosado por los biguás, siempre hambrientos,
que insolentes están prestos a robarle del anzuelo el contenido;
se las arregla , el muy astuto , con calma chicha o con viento.
El inagotable pájaro es un ladronzuelo conocido.

Desde el agua sufre el ataque de los descarnadores
¡no hay carnada que aguante!
les pasa a los principiantes y también a los mejores:
muy sutiles pelan los anzuelos al instante.

Pero de lejos el bicho más molesto es la maldita paloma.
Rompe las pelotas todo el día, persiste en forma descarada,
en cuanto uno se descuida lo embroma,
les vienen bien las lombrices, el maíz, el filet, cualquier carnada.

Las corren y tratan, en vano, de espantar a manotazos.
Unos usan los mangos de las escobas o las propias cañas.
Da lo mismo, se robarán su comida de cajas, bolsos o vasos:
las desgraciadas para joder al sufrido pescador se dan gran maña.

A veces me invade una furia verdadera
¡no las soporto más! y les lanzo cuchilladas
si hasta compré para vengarme una gomera
-quisiera verlas a todas muertas y con sus plumas desparramadas.

¡Sean bien venidos los gatos y los halcones!
Dejemos que se incorporen al ecosistema del muelle éque se las coman a todas y a montones
o que venga un cazador que las baje a escopetazos y luego las degüelle.

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