miércoles, 2 de febrero de 2011

LA BAGREDORADOMAQUIA

La batalla del Río de la Plata


Al ver el despiadado ataque del dorado, el viejo bagre fue mudo testigo
una vez más del salvaje , cruento y terrible castigo
que sufrían tantos inocentes y atribulados peces
y estalló: ¡ basta, es hora de que sean vengados con creces !

Éste era grande , un amarillo lleno de cicatrices
de enormes bigotes y tristes ojos grises
sabio y respetado , convocó a una reunión
había llegado el momento, tomó la decisión

Concurrieron al convite todos los de su especie
invitó a sus primos :los bagres blancos, los armados y los porteños
los asistentes decían , debería asistir todo pez que se aprecie
muchos colaboraron y a tal fin pusieron su mayor empeño

Le propusieron al viejo patriarca
que invitara a las vivaces bogas y a las robustas carpas
que también eran por los dorados perseguidas
y muchas de ellas lo habían pagado con sus vidas

Los indolentes sábalos y los resbalosos patíes se invitaron solos
al ver que había tanto alboroto
¡ a los pérfidos dorados había que ponerles coto !
por último se agregaron las rayas , las mojarras y los moncholos

Finalmente todos atentos escucharon la propuesta
que les hizo con gran vehemencia el viejo bagre
al que le dieron alborozados una unánime respuesta
la guerra empezaría más temprano que tarde

El enemigo a aniquilar , el invasor de esta aguas , era el dorado
el escenario de la batalla sería la desembocadura del Maldonado
el comienzo de la contienda debería ser de inmediato
antes que algún espía traidor o una vieja de agua chismosa les pasara el dato

Pues en esa zona , les explicó , el agua es turbia y bien oscura
los dorados son muy fuertes pero de agallas delicadas
además su implacable vista no será tan aguda
su estirpe de predador de aguas claras allí se encontrará desubicada

El campo de operaciones como celada fue preparado
la legión ictícola estaba disciplinada y resuelta
todos dispuestos a dar pelea a los dorados
no había dudas , a ese punto ya no había vuelta

Llegó el esperado día y se alistaron entusiasmados
dicen que desde el cielo se veía una inmensa y brillante mancha
aguardaban ansiosos que se presentasen los dorados
se escuchaban borbotones, saltos y chasquidos, estaban confiados y a sus anchas

Mientras tanto los tigres de los ríos no encontraban su sustento
el río de color de león aparecía de pronto de peces despoblado
nada más que agua y algas y en el fondo sólo sedimento
sospechaban que su festín finalmente se había terminado

Hasta que una avanzada de juveniles valientes
salió a provocarlos esquivando sus letales dientes
los dorados se agruparon en un gran cardumen y fueron a la lid
resueltos como siempre a matar o morir

A último momento los impetuosos dorados también tuvieron sus aliados
los hermosos pirapitás, los cachorros de surubí , los chafalotes y algunos dientudos
con este refuerzo quedaron muy animados
al verlos avanzar tan resueltos el ejército del bagre se quedó mudo

La épica batalla fue terrible y sangrienta
plena de heroísmos, violenta
los fulgurantes carniceros lanzaban feroces dentelladas
miles de víctimas sangraban mutiladas

Las mojarras osadas nadando en masa confundían sus ataques
las rayas azuzaban con sus temibles colas
los armados acorazados contribuían a darles jaque
era un pandemonio, sin embargo en la superficie no había viento ni olas

Las carpas y y los sábalos les propinaban empellones
las bogas y boguitas los mordisqueaban atrevidas
los bagres de todo tipo con sus chuzas picaban como aguijones
y les provocaban a los enloquecidos dorados y sus aliados dolorosas heridas

Al atardecer , esa horrorosa y sin igual jornada
mostró que , por una vez, los dorados fueron derrotados
sus víctimas habituales tuvieron la revancha tan soñada
y festejaron con un silencio emocionado

Las blancas gaviotas , los negros biguás y las garzas con sus cuellos tan flexibles
quedaron ahítos y llenaron como nunca sus buches y sus panzas
el fuerte olor a sangre y a muerte era terrible
producto de la hecatombe , de la gran matanza

Despidieron a sus muertos caídos durante la gran batalla
muchos heridos con el tiempo se curaron
exultantes mostraron que por algo tienen agallas
y de su tenaz enemigo , ambos bandos , un gran respeto se ganaron

Cuentan que a partir de ese aciago día
el voraz dorado que a tanto pez persigue y asola
para honrar a sus propias bajas y a su enemigo por su valentía
lleva desde entonces una mancha negra en la cola.

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