miércoles, 2 de febrero de 2011

Buenos Aires en enero

Es como vivir en un infierno verdadero

la sensación térmica sube, se eleva
habitar y sufrir a Buenos Aires en enero
esperando que, por lo menos, refresque cuando llueva

El alerta amarilla de pronto sube a naranja
se debe andar por la sombra, la ropa clara y suelta
no sirven los ventiladores, el acondicionador no alcanza
ni bien salgo a la calle ya quiero estar de vuelta

Los cuerpos sudorosos huelen a rancidez
viajar en el colectivo o el tren es un cruel tormento
me lo juro convencido, quedarme aquí en verano será la última vez
pero lo hago cada año, transpirar tanto no me sirve de escarmiento

Dormir bien es una tarea imposible la gente está fastidiosa e irritable
el hormigón, el asfalto, las paredes irradian calor
la noche interminable, dando despierto vueltas en la cama, es insufrible
si de día es un suplicio, después del ocaso es mucho peor

Pero a pesar de este bochorno
quedan para el sufrido habitante unos inesperados placeres
aunque en enero Buenos Aires es un horno
el tránsito es más ligero y en la calle contemplar a sus mujeres

Nos olvidamos por un tiempo del tránsito colapsado
las autopistas y avenidas están casi vacías
en el bondi no viajamos apiñados
¡parece la ciudad de la época de los tranvías!

Pero lo mejor son las hermosas porteñas
con su proverbial elegancia y ligeras de ropa
sus estilizados cuerpos se insinúan, y algo siempre enseñan
al contemplar tanta belleza todo hombre se copa

Amplios escotes, vestidos bien cortos
contemplarlas es un deleite pasajero
dejan a los caballeros tan absortos
para que puedan aliviar las penurias de enero.

Amor eterno

Su vida transcurría plácida y apaciblemente
no debía preocuparse por nada
deportes, estudio, era un feliz y entusiasta adolescente
los sábados de fiestas o de boliches hasta la madrugada

Jóvenes mujeres y fugaces noviazgos
sin compromisos, los tomaba como meras diversiones
hasta la próxima conquista , y de nuevo el hartazgo
se creía invulnerable a las pasiones

Cultivaba la amistad con sus camaradas entrañables
los sentía como hermanos, unidos en las buenas y las malas
compartiendo momentos que, con el tiempo, serían inolvidables
era guiado en un delicioso viaje sin escalas

Pero de pronto todo se detuvo, la vio
su rostro resplandeciente de belleza lo dejó sin aliento
a partir de ese mágico momento se enamoró
y ella pasó a ser el centro de su vida y de sus pensamientos

Contemplaba absorto sus labios tentadores, sus facciones delicadas
era la imagen idealizada de un cuento de princesas
al fin ella alzó la cabeza y por un leve instante se cruzaron sus miradas
¡será la mujer para toda mi vida!, ahí mismo se hizo la promesa

Esos vivaces ojos de mirada inteligente exaltaban su belleza
quedó un largo rato totalmente encandilado
por tan poderosa presencia de inocencia y de pureza
no podía hablar, flotaba en el aire, de amor embriagado

Por fin se puso de pie y se dirigió resuelto hacia ella
pero con el pulso acelerado y en el pecho le revoloteaban mariposas
por primera vez se sintió inseguro y sin su buena estrella
conquistarla era su firme ambición, no había en su mente otra cosa

La hermosa joven le dedicó una sonrisa luminosa
con una impactante mirada donde se mezclaban la dulzura y la bondad
entonces , ya no tuvo dudas, algún día sería su esposa
y todo su ser quedó extasiado por una sensación de insoportable felicidad

La química de hormonas y sentimientos funcionó de maravillas
ambos presintieron un íntimo y silencioso convencimiento
y sellaron con un inocente beso en sus mejillas
que vivirían el uno para el otro a partir de ese único y feliz encuentro.

LA BAGREDORADOMAQUIA

La batalla del Río de la Plata


Al ver el despiadado ataque del dorado, el viejo bagre fue mudo testigo
una vez más del salvaje , cruento y terrible castigo
que sufrían tantos inocentes y atribulados peces
y estalló: ¡ basta, es hora de que sean vengados con creces !

Éste era grande , un amarillo lleno de cicatrices
de enormes bigotes y tristes ojos grises
sabio y respetado , convocó a una reunión
había llegado el momento, tomó la decisión

Concurrieron al convite todos los de su especie
invitó a sus primos :los bagres blancos, los armados y los porteños
los asistentes decían , debería asistir todo pez que se aprecie
muchos colaboraron y a tal fin pusieron su mayor empeño

Le propusieron al viejo patriarca
que invitara a las vivaces bogas y a las robustas carpas
que también eran por los dorados perseguidas
y muchas de ellas lo habían pagado con sus vidas

Los indolentes sábalos y los resbalosos patíes se invitaron solos
al ver que había tanto alboroto
¡ a los pérfidos dorados había que ponerles coto !
por último se agregaron las rayas , las mojarras y los moncholos

Finalmente todos atentos escucharon la propuesta
que les hizo con gran vehemencia el viejo bagre
al que le dieron alborozados una unánime respuesta
la guerra empezaría más temprano que tarde

El enemigo a aniquilar , el invasor de esta aguas , era el dorado
el escenario de la batalla sería la desembocadura del Maldonado
el comienzo de la contienda debería ser de inmediato
antes que algún espía traidor o una vieja de agua chismosa les pasara el dato

Pues en esa zona , les explicó , el agua es turbia y bien oscura
los dorados son muy fuertes pero de agallas delicadas
además su implacable vista no será tan aguda
su estirpe de predador de aguas claras allí se encontrará desubicada

El campo de operaciones como celada fue preparado
la legión ictícola estaba disciplinada y resuelta
todos dispuestos a dar pelea a los dorados
no había dudas , a ese punto ya no había vuelta

Llegó el esperado día y se alistaron entusiasmados
dicen que desde el cielo se veía una inmensa y brillante mancha
aguardaban ansiosos que se presentasen los dorados
se escuchaban borbotones, saltos y chasquidos, estaban confiados y a sus anchas

Mientras tanto los tigres de los ríos no encontraban su sustento
el río de color de león aparecía de pronto de peces despoblado
nada más que agua y algas y en el fondo sólo sedimento
sospechaban que su festín finalmente se había terminado

Hasta que una avanzada de juveniles valientes
salió a provocarlos esquivando sus letales dientes
los dorados se agruparon en un gran cardumen y fueron a la lid
resueltos como siempre a matar o morir

A último momento los impetuosos dorados también tuvieron sus aliados
los hermosos pirapitás, los cachorros de surubí , los chafalotes y algunos dientudos
con este refuerzo quedaron muy animados
al verlos avanzar tan resueltos el ejército del bagre se quedó mudo

La épica batalla fue terrible y sangrienta
plena de heroísmos, violenta
los fulgurantes carniceros lanzaban feroces dentelladas
miles de víctimas sangraban mutiladas

Las mojarras osadas nadando en masa confundían sus ataques
las rayas azuzaban con sus temibles colas
los armados acorazados contribuían a darles jaque
era un pandemonio, sin embargo en la superficie no había viento ni olas

Las carpas y y los sábalos les propinaban empellones
las bogas y boguitas los mordisqueaban atrevidas
los bagres de todo tipo con sus chuzas picaban como aguijones
y les provocaban a los enloquecidos dorados y sus aliados dolorosas heridas

Al atardecer , esa horrorosa y sin igual jornada
mostró que , por una vez, los dorados fueron derrotados
sus víctimas habituales tuvieron la revancha tan soñada
y festejaron con un silencio emocionado

Las blancas gaviotas , los negros biguás y las garzas con sus cuellos tan flexibles
quedaron ahítos y llenaron como nunca sus buches y sus panzas
el fuerte olor a sangre y a muerte era terrible
producto de la hecatombe , de la gran matanza

Despidieron a sus muertos caídos durante la gran batalla
muchos heridos con el tiempo se curaron
exultantes mostraron que por algo tienen agallas
y de su tenaz enemigo , ambos bandos , un gran respeto se ganaron

Cuentan que a partir de ese aciago día
el voraz dorado que a tanto pez persigue y asola
para honrar a sus propias bajas y a su enemigo por su valentía
lleva desde entonces una mancha negra en la cola.

El doradillo

Voraz , persistente luchador y valiente

qué menos le podemos atribuir
a este hermoso pez de tono iridiscente
que todo pescador quisiera atrapar y que lucha hasta morir.

Saeta estilizada de colores rutilantes
amarillo y naranja en el vientre y las aletas
una mancha negra en la cola tan brillante
verde oliva en su fuerte lomo de perfeccionado atleta.

Decidido, atropella la carnada, la acosa
la acomete agresivamente y con actitud furiosa
en cada instante se juega la vida
¡cómo disfrutamos anhelantes su corrida!

Variadas son las artes para atraparlo y sobresalen
las líneas de flote, de fondo y el mandale
con brazolada de acero y un afilado anzuelo
también están los que intentan con señuelo

Expertos pescadores recomiendan diversas carnadas
filet de sábalo y de boga, mojarra entera o partida
todas ellas verificadas y utilizadas
pero la de bagre amarillo es la preferida

Con sus inigualables saltos y sus bríos
se destaca entre los peces más bravos
el llamado tigre de los ríos
nunca tan bien denominado

No por nada fue elegido como el pez nacional
con su espíritu combativo y gran nobleza
nos da a todos una muestra cabal
del regalo, de la maravilla que nos dio la naturaleza

Indomable criatura, luchador tenaz
su vigor es una promesa de pelea y emoción
el pescador agradecido lo devuelve al agua y deja al fin en paz
él nos inspira siempre respeto y callada admiración

Las plagas del muelle del Club de Pescadores

El amante de la pesca es vigilado en la escollera
por pequeñas hormigas coloradas que salen de la nada
y cuando menos se lo espera
si no fue precavido, le invadirán de pronto la carnada.

También es acosado por los biguás, siempre hambrientos,
que insolentes están prestos a robarle del anzuelo el contenido;
se las arregla , el muy astuto , con calma chicha o con viento.
El inagotable pájaro es un ladronzuelo conocido.

Desde el agua sufre el ataque de los descarnadores
¡no hay carnada que aguante!
les pasa a los principiantes y también a los mejores:
muy sutiles pelan los anzuelos al instante.

Pero de lejos el bicho más molesto es la maldita paloma.
Rompe las pelotas todo el día, persiste en forma descarada,
en cuanto uno se descuida lo embroma,
les vienen bien las lombrices, el maíz, el filet, cualquier carnada.

Las corren y tratan, en vano, de espantar a manotazos.
Unos usan los mangos de las escobas o las propias cañas.
Da lo mismo, se robarán su comida de cajas, bolsos o vasos:
las desgraciadas para joder al sufrido pescador se dan gran maña.

A veces me invade una furia verdadera
¡no las soporto más! y les lanzo cuchilladas
si hasta compré para vengarme una gomera
-quisiera verlas a todas muertas y con sus plumas desparramadas.

¡Sean bien venidos los gatos y los halcones!
Dejemos que se incorporen al ecosistema del muelle éque se las coman a todas y a montones
o que venga un cazador que las baje a escopetazos y luego las degüelle.